viernes, agosto 12, 2005

E18 Vanilocuencia discurso de moda

Vanilocuencia: discurso de moda
escrito agosto 12 de 2005

El afán de simular erudición acorde con las exigencias discursivas en boga, hace que en Colombia todo aquel con (o sin) ínfulas de poetastro, intelectualoide o dialectólogo emplee una ristra de clichés sin miramiento alguno a la concisión idiomática. Para la muestra un fragmento en el mejor estilo contemporáneo. Úselo, imítelo, aprópielo, verá resultados espectaculares y superpositivos, es más, usted saldrá, gracias a él, bien librado al conversar sobre cualquier tópico con cualquier persona y en cualquier ocasión:


Básicamente (giro favorito de quien desea señalar las virtudes de lo que no ha enunciado), de alguna manera, el truco consiste en tener presente que el hilo conductor del proyecto persuasivo, requiere jugarse a fondo y darse la pela de intentar, obviamente, apostarle a la transparencia para blindar la comunicación y abrir espacios de diálogo que faciliten manejar escenarios mediáticos participativos con coherencia apropiada, tal como mandan los cánones de la tecnología de punta, para establecer nexos y alianzas estratégicas con eventuales interlocutores en toda ocasión, desde rondas de negocios hasta sesiones tendientes a establecer alianzas estratégicas.

En ese orden de ideas, de cara al enfoque corporativo que no disculpa falacia alguna, es menester, para salir airoso de cualquier brete, manejar hipótesis de alto impacto y recurrir a lo que alguna vez fueron lúcidas frases (hoy convertidas en manidas y aburridoras dicciones que numerosas personas reciclan sin tregua, como para manifestar su incapacidad de pensar algo interesante). El reto es, sin la menor duda, romper esquemas de incomprensión desde la verdad y generar cambio en el auditorio y, pues nada, retomar lo que se comenta en calles y corrillos, o lo que dice la opinión, para aportar referentes significativos que oficien como terapia de choque contra la satanización de aquellas simbiosis entre el desarrollo alternativo y la sensibilización competitiva a los cuales la banalidad imperante intenta problematizar su interdependencia.

La cuestión es simple: 1. Para visualizar nuevos proyectos sociopolíticos hay que devolver la autonomía perdida a quienes fueron relegados a una marginalidad carencial, y articular planteamientos verbales retributivos con todas las bondades de la conectividad coyuntural. 2. Así las cosas, una asignatura pendiente, en gracia de discusión, es hacer un recorrido por las noticias para, con la pericia del piloto, detectar los estándares conceptuales con los cuales la mayoría de los encuestados formulan opiniones en respuesta a problemáticas dadas. 3. Vivimos una época en la cual el empoderamiento es imperiosa exigencia, si de evitar la perniciosa homogenización de las conductas sociales se trata; por ejemplo, en el ámbito comunal, la protesta social demanda voluntad política para repensar el país según los desafíos del momento y aportar propuestas clave sin detenerse en cualquier rifirrafe ante los enemigos de la meritocracia — por suerte, un porcentaje minoritario a la luz de recientes sondeos de favorabilidad—, y es que, 4. La conectividad entre el magisterio y el pueblo merece, de cara al país (y para afrontar con éxito un hito como el Tratado de Libre Comercio), una actitud restaurativa, en cuanto evento emblemático incorpore la agenda diaria; en virtud de ello, quienes sentimos la patria asumimos el peso de implementar a profundidad una gestión democrática, al interior del estado, como trasunto de lo que contemplan para tales efectos la constitución y la ley, hoy agobiadas, por demás, y en espera de que, por decir algo, surjan a frentear las circunstancias empresarios comprometidos con la sociedad civil y funcionarios capaces de desempeñar una gestión intrafamiliar idónea sin diferencia en virtud de los estándares y porcentajes específicos actuales.

¿Comprendieron?

¿Alguna cosa?

¿La más mínima?

Tranquilos, tampoco yo. Nada había perceptible en los párrafos anteriores.

Aunque algo sí hay preocupante, en especial entre numerosas figuras públicas colombianas, desde dirigentes empresariales hasta estrellas de la farándula.
La mayoría, se expresa así.

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